lunes, 17 de febrero de 2014

A corazón abierto

Hace ya algunos meses que vengo pensando algo y recientes experiencias personales han confirmado mi hipótesis. Esta confirmación ha dado lugar a algunas resoluciones que necesito decir en voz alta porque cuando dices algo en voz alta se hace realidad.

Soy una romántica empedernida. Eso puede ser una virtud a veces, un defecto otras.  Pero es una realidad ineludible, algo que es parte de mí desde siempre.




Desde muy joven recuerdo haber escrito lo que sentía en general y por los distintos seres especiales que han pasado por mi vida. En algunos casos ese amor era correspondido, en la mayoría de ellos no lo era. Poemas, textos y más textos en papeles, agendas y libretas que están guardadas en algún lugar y que cuando caen en mis manos me llenan de nostalgia y me impresionan en la misma medida por su grandiosidad, su sinceridad y su entrega.

Esos textos casi nunca llegaron a ojos de las personas a las que iban dirigidos, en las que se inspiraban, y al final sólo tenían (y tienen) sentido para mí.

La primera vez que eso cambió fue con un poema que escribí para los juegos florales del instituto y que ganó el primer premio. Ya no sólo lo leyó el interesado, también lo escucharon todos los presentes cuando me lo hicieron recitar en voz alta, micrófono en mano, el día de la entrega de premios. ¿Qué podría haber más romántico que declar mi amor delante del mundo entero?




De escribir en cuadernos pasé a una máquina de escribir que me regaló mi padre y de ahí a un portátil en blanco y negro que también me regaló él para que escribiera y que sólo servía para eso. Me pregunto qué habrá sido de todos aquellos textos que sé que escribí durante el año que pasé en Burdeos y que guardé en un disquette o en varios. Fue un año de amor, de desamor y de cambios y aprendizaje. Recuerdo haber escrito mucho y a menudo.

Entonces llegó internet. La ventana al mundo.
En internet he tenido blog desde que los blogs existen y antes siquiera de que se llamaran así. Todos ellos fueron muriendo y ahora sólo este aguanta en pie. A través de ellos he abierto mi mente y mi corazón pensando inocentemente en que "no me lee nadie" aunque a la vez deseando que lo lea mucha gente porque para eso escribes en público tus pensamientos, sentimientos y experiencias, ¿no?

Y aquí llega el cambio.
Me he dado cuenta de que lo que sientes (por alguien) nunca debe llegar a ser público. Cuando "sueltas" algo en la red deja de pertenecerte y empieza a pertener a todos aquellos que quieran leerlo. Deja de ser tuyo, deja de ser íntimo y privado y especial. Pierde toda la magia.




Desde pequeña he sido fan de los diarios y aunque no era muy constante, acudía a ellos cuando la necesidad de vomitar palabras me era insostenible. Y es algo que me sucede muy a menudo, la verdad. Todos los días. Unos más que otros.

Abrir tu corazón al mundo a través de un diario público y hacerlo pensando que nadie te lee es peligroso y más si eres como yo porque acabas contando más de lo que es necesario, más de lo que el mundo debe saber. Dejas al descubierto tus debilidades y te quedas desnuda ante todo el que venga a leerlo.

He sido tan inocente como para pensar que no me afectaría, que era un acto romántico y bonito.
No lo es.
Y he tomado una resolución en silencio hace algún tiempo que ahora se hará más real cuando le dé a "publicar".

Voy a seguir abriendo mi corazón en mi blog, para eso lo tengo, pero habrá límites. Y lo mismo con las redes sociales, sobre todo Twitter e Instagram que son tan públicas como este sitio. Hay sentimientos se quedarán entre lo que escriba para mí y yo misma. Las declaraciones de algunos tipos de amor las haré cara a cara. Tal vez sea hora de volver a las cartas, los cuadernos o de escribir y guardar en "disquettes" modernos.

En el fondo, ahora que me leo, me parece la decisión más romántica de todas las que he tomado en mi vida, ¿no os parece?



Créditos de las fotos:
Shereen M via photopin cc
rakka_pl via photopin cc
Bob AuBuchon via photopin cc

2 comentarios:

  1. Bueno, también puedes tomártelo como que esas palabras que ya no te pertenecen se transforman y significan cosas diferentes para personas diferentes. Yo creo que si expresas tus sentimientos no te haces más débil sino más fuerte, no te expones, sino que te muestras y demuestras que eres compleja.

    De todos modos, este es tu espacio, haz lo que te dé la gana, que para eso está. Tiene que hacerte feliz y punto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No pienso dejar de expresar mis sentimientos, sólo que no serán todos. No podría dejar de hacerlo porque dejaría de ser yo y eso nunca.
      Yo me refiero a sentimientos claros y directos con un destinatario concreto. Esos son los que se quedarán donde deben ;)

      Eliminar