domingo, 6 de julio de 2014

La leyenda de Tanabata


Cualquiera que me conozca sabe que soy una romántica empedernida. Es por eso por lo que la festividad japonesa que más me gusta es sin duda la que se celebra estos días, Tanabata (七夕), que tiene una preciosa leyenda que hoy me gustaría contaros. Hay muchas versiones en las que ciertos detalles cambian (como en todas las leyendas), por eso os voy a contar la mía.

"Orihime, la hija del rey de los cielos, era una excelente tejedora, dedicaba sus días a crear preciosas telas para su amado padre a orillas del río Amanogawa, lo que nosotros conocemos como la Vía Láctea. Un día mientras tejía, vio a un apuesto pastor que vivía en un pueblo de la otra orilla del río, su nombre era Hikoboshi. Se enamoraron perdidamente el uno del otro y estuvieron un tiempo viéndose en secreto hasta que el padre de Orihime se enteró. A pesar de no gustarle demasiado la idea, sabía que sus sentimientos eran verdaderos y les permitió casarse.

La incríble felicidad de estar por fin juntos para siempre y el amor que se profesaban hizo que descuidaran sus tareas. Orihime dejó de tejer para su padre y Hikoboshi abandonó a su ganado, lo que al final agotó la paciencia del rey que, muy enfadado, decidió intervenir y separarles, uno a cada orilla del río.

La pobre Orihime, desesperada, le suplicó a su padre llorando que al menos les dejara volver a verse una vez más. Conmovido por las lágrimas de su hija, decidió que les permitiría verse una vez al año, el séptimo día del séptimo mes. Esa noche podrían volver a estar juntos pero para cruzar el río necesitaban un puente y fueron las urracas las que acudieron volando, se agruparon y extendiendo las alas lo formaron, permitiendo que los amantes reencontrarse. Les prometieron volver siempre que no lloviera. Si el día del encuentro llueve, las urracas no acuden en su ayuda y la lluvia se une a las lágrimas de los amantes que a pesar de verse al otro lado del río no pueden reunirse."



En Tanabata solían prenderse tiras de papel de cinco colores representando a los cinco elementos (rojo, verde, amarillo, blanco y negro) a una caña de bambú y en ellas se escribían poemas en honor a Orihime y Hikoboshi. Hoy en día los poemas se sustituyen por deseos de todo tipo colgados muchas veces en forma de figuras de origami o tarjetas de colores que luego se queman o se tiran al río esperando a que se cumplan. Además se celebran fiestas por todo el país en las que la gente sale a la calle con sus yukatas entre miles de tiras de papel de colores colgadas por todas partes.

Cómo me gustaría poder estar en Japón para celebrarla todos los años. Eso no quita que pueda pedir mis deseos de Tanabata desde esta tierra tan lejana a la que tiene parte de mi corazón. Yo de vosotros, empezaría a pensar en los vuestros, ¡hoy es la noche! 

 Fotos: papadont via photopin cc

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